Alguien por ti prohíbe mirar
Prohíbe creer oír depender de un encuentro
Alguien por ti se hace una faceta solitaria
Se hace un enigma de repente
Una garganta que huye de su voz.
Braulio arenas. 
es la debilidad un aguacero
la tormenta que espera una señal
en la secreta complicidad  del cuerpo
la sorpresa que apenas se transforma en  casa
que cae y no se detiene
sobre el miedo forma un cauce
que se propaga por  organismos sedientos
que hace temblar el agua en la tierra
o se seca matando sus peces.

Aplaudimos también el desastre
los que amamos
con las manos vueltas
hacia dentro
como dos garfios
por que tenemos la íntima protesta
de rasparnos el óxido
y buscar todas las posiciones
en que nos sea posible
acariciar un cuello
sin degollarlo...
La sangre con los vientres a oscuras juega,
la sangre está más negra dentro que fuera.


No vuelve y era mi amante:
un ángel triste dejado caer
un ángel rebelde
haciendo el amor con la lluvia
una pluma mojada
 (pesada como un muerto)

  Era mi amante y no vuelve:
con tanta soledad
la incertidumbre
se propaga por los órganos
te aniega el cerebro
te duerme las piernas.

El amor exiliado,
exiliado,
exiliado
escapando a otra ciudad
bajo la misma bóveda celeste.
El tono del cielo ha cambiado
y nadie hay para  negarlo a los ojos.
Los ojos se sorprenden,
yo no.
Los ojos lloran
yo no
el ángel tampoco
 pero no vuelve.

 Pero no vuelve.